El azuayo Claudio Ramón, de 36 años, desapareció en el intento de emigrar de forma indocumentada hacia los Estados Unidos.
Se fue porque quería darles estudio a sus 4 hijos, lo que ganaba como agricultor no le alcanzaba.
Claudio, al igual que miles de ecuatorianos, es un migrante por razones económicas. Salió por la ruta mexicana, tomó un avión desde Quito hacia Panamá, luego aterrizó en Cancún México y se embarcó en buses hacia la ciudad fronteriza de Ciudad Juárez; arribó el 25 de julio y esa misma noche los coyoteros trataron de cruzarlo, los detuvieron en la frontera y fue deportado hacia México.
El 27 de julio de este año fue el último día que él se comunicó libremente con sus familiares.
“En nombre de mi diosito y de la virgencita, esta noche si lo voy a lograr” dijo a sus familiares, pero al parecer nunca cruzó la frontera.
Pasaron varios días y su hermana Rocío recibió la llamada telefónica que nunca olvidará; “Queremos 15.000 dólares por tu hermano para su liberación”, fueron las palabras de un secuestrador. Luego su hermano con voz nerviosa dijo: “Hermana, paga los 15.000 por mi rescate”.
Finalmente, a los familiares les extorsionaron en 11.000 dólares por un rescate que nunca ocurrió; más 6.500 dólares que recibió el coyotero en Cuenca como parte del viaje. Al final, una deuda de 17.500 dólares. A esto se suma la incertidumbre de la familia de saber qué pasó con Claudio.
Con esta desaparición, aumenta a 146 el número de ecuatorianos reportados como desaparecidos desde el año 2008, según un informe de la entidad 1800migrnate.com. (I)