Galápagos.- Cerca de la media noche del jueves 6 de enero, se reportó la erupción del volcán Wolf, en el norte de la isla Isabela, después de siete años de relativa calma. El suceso fue presenciado por guardaparques que se encontraban cerca de la zona realizando diferentes actividades de manejo del área protegida, así como operadores turísticos que navegaban por los alrededores.
De acuerdo a lo presenciado por los guardaparques y registrado a través de los sistemas que mantiene el Instituto Geofísico, se trata de una fisura al sur del volcán por donde está saliendo el magma en la misma dirección, hacia el interior de la isla, por ahora. Las columnas de humo y ceniza alcanzan varios miles de metros de altura (entre los 1900 y 3800 metros) y se dirigen hacia el norte de la isla, donde no existe población humana que corra riesgo.
Por precaución, la mañana de este viernes, la Dirección del Parque Nacional Galápagos y la organización Galapagos Conservancy, movilizó 8 personas, entre guardaparques y científicos, quienes se encontraban en el volcán Wolf ejecutando un trabajo de campo con las iguanas rosadas. El equipo confirmó que el área de vida de estas especies se encuentra lejos de la erupción y la zona de impacto, por lo que no se considera adoptar medidas adicionales para protegerlos.
La autoridad Ambiental mantendrá monitoreo permanente del suceso para registrar los cambios que se produzcan en el ecosistema como resultado de este proceso eruptivo. “Las islas Galápagos están en constante formación, las erupciones volcánicas son uno de los mayores atractivos que posee, porque nos permite experimentar de cerca el poder de la naturaleza” dijo el ministro de Ambiente, Agua y Transición Ecológica, Gustavo Manrique, quien se encuentra en el archipiélago cumpliendo agenda de trabajo. (I)