Este 1 de mayo de 2024, se recuerda 30 años del fallecimiento del brasileño Ayrton Senna, uno de los más grandes pilotos de toda la historia de la Fórmula Uno.
En uno de los fines de semana más tristes de toda la historia de la F1, el legendario Senna se estrelló, a una velocidad estimada de 220 kilómetros por hora, contra el muro al perder el control de su Williams en la citada curva Tamburello.
Con graves heridas en la cabeza, el gran Ayrton fue trasladado en helicóptero a un hospital en Bolonia, donde se confirmó su muerte, que muy posiblemente se produjo poco después del impacto y fue causada al atravesar su casco los desperfectos de la suspensión delantera del monoplaza. Cuya desprendida rueda delantera derecha golpeó asimismo la cabeza del astro brasileño.
El trágico episodio de la muerte de Senna -cuya figura trascendió la de los aspectos puramente deportivos y sobre la cuál se ha escrito absolutamente todo- fue descrito por el británico Bernie Ecclestone, el entonces mandamás de la F1, «como si se hubiese crucificado vivo a Jesucristo».
Los restos mortales del mito brasileño descansan en el paulista cementerio de Morumbi.
El circuito de Imola, albergará, el próximo 19 de mayo de 2024, el Gran Premio de la Emilia-Romagna, la sexta prueba del Mundial de F1. Un certamen que se reanuda este fin de semana en Miami (EEUU), sede de la quinta prueba del año.
AGENCIA EFE